martes, agosto 21, 2012

Hasta en el Scrabble, “Trampa” es una palabra válida


Por: LYNN ZINSER

Hacer excepciones a la regla en deportes llegó a su máxima exposición global durante los recientes Juegos Olímpicos, donde aprendimos –entre otras cosas- que perder en bádminton o en fútbol en realidad es una estrategia (y una estrategia que el Comité Olímpico Internacional ve oficialmente con buenos ojos). Pero, hacer trampa se ha movido hacia un terreno más misterioso: el Scrabble competitivo.

En días recientes se desarrolló el Campeonato Nacional de la disciplina en Orlando (Florida), y se vio convulsionado por la descalificación de un joven jugador por embolsillarse los comodines para intentar hacer trampa. Los directores dijeron que su oponente denunció ante la sospecha, y el joven confesó. Añadieron que no revelarían el nombre del jugador porque es menor de edad, pero en el pequeño mundo del Scrabble, esto fue como una bomba.

“La gente estaba horrorizada”, dijo Stefan Fatsis, autor del libro “Word Freak”, quien estaba participando en el torneo. “Es fácil ponerle diversión al Scrabble, pero quienes lo juegan de forma competitiva, lo hacen muy en serio. La comunidad se enorgullece de su integridad, honestidad y espíritu deportivo”.

Como todo aquello que involucra ganar y perder, particularmente con dinero de por medio, nada justifica la trampa. El Torneo Nacional es el más grande del país, con 350 competidores con edades que van desde los 11 hasta los 81 años, jugando en cuatro divisiones. Los Expertos (División 1), compiten por el premio mayor de US$10.000, que este año lo ganó Nigel Richards, un neozelandés de 45 años de edad que ha ganado el torneo en cuatro ocasiones.

El chico en cuestión, que jugaba en la División 3, aparentemente se embolsilló los dos comodines antes de que comenzara la partida. Cuando su oponente sospechó lo que había sucedido, pidió que se recontaran las fichas antes de que comenzaran a jugar. El chico fue confrontado por el director de torneo y admitió lo que había hecho.

“La reacción fue una mezcla de sorpresa y horror”, dijo John D. Williams Jr., director ejecutivo de la Asociación Nacional de Scrabble, quien comentó que los medios de comunicación británicos se interesaron en la historia. “Pero, los jugadores de Scrabble se lo están tomando muy en serio. El joven jugador ha recibido la solidaridad de quienes lo conocen bien, quienes creen que se sintió atrapado y tomó una mala decisión, tal como le ocurre a cualquier joven”, señaló Williams.

Williams, quien ha sido director de torneos durante 25 años y autor del libro “Everything Scrabble”, dijo que se trata del primer caso confirmado de trampa en un campeonato nacional. Ha habido casos en torneos más pequeños, de los que se realizan unos 200 al año.

Matt Graham, quien fue un competidor de alto nivel y comediante neoyorquino, recordó un campeonato nacional en el que se ofreció un premio de US$1.000 por la palabra de mayor puntuación que incluyera las letras “M” y “B”, en honor al fabricante de juegos de mesa Milton Bradley.

“Dos jugadores del mismo club en Texas formaron la misma palabra ganadora: JUMBLES”, comentó Graham. “No podía demostrarse, pero para que ocurriera, las probabilidades en contra eran astronómicas”, añadió.

Graham terminó de segundo en el Campeonato Mundial de 1997, y dijo que hizo suficiente dinero como para seguir viviendo en Nueva York, en lugar de devolverse a Indiana. Él cuenta esa historia en el monólogo biográfico que está presentando en el Fringe Festival de Nueva York.

El premio en metálico se ha reducido a lo largo de los años, a medida que el fabricante Hasbro ha disminuido el financiamiento de las competencias. Pero, los jugadores dicen que la competencia no ha disminuido su intensidad. Los jugadores provienen desde todos los ámbitos de la vida, así como de todos los niveles de ingresos y educación, asegura Williams.

“La gente me pide todo el tiempo que le describa como es un jugador típico de Scrabble”, dice Williams, a lo que responde: “No es posible”.

Los jugadores describen el Campeonato Nacional como agotador. Los competidores juegan 31 partidas a lo largo de cinco días, tras haber pasado mucho de su tiempo libre en preparación, estudiando palabras y estrategias. Hay clubes de Scrabble, torneos de fin de semana, juegos en línea y listas de palabras de altas puntuaciones por memorizar.

“Esto es lo más difícil que hago en todo el año, y eso incluye cualquier actividad física que yo haga”, dijo Fatsis acerca del campeonato, y añadió que se sentía frustrado por su desempeño de este año. Compitió en la División 2 y tuvo posibilidad de terminar en el top 10 antes de tambalear el último día. “Estoy herido”, afirmó. “Se pone mucho en esto, se trabaja muy duro”.

Esta parte es la que potenció la indignación en contra del joven que fue descalificado. No se trata de la cantidad de dinero que esté en juego, o de que nadie haya hecho trampa antes. Es el reto mental de medir las inteligencias de unos contra otros durante cinco días, sólo para saber quien pondrá la balanza a su favor.

“Yo sé que los mejores jugadores no harían trampa”, dijo Graham. “Yo puedo jugar en línea con ellos y sé que no harán trampa; es una cuestión de honor”.

“Yo cuento chistes en los que miento y robo, pero nunca hago trampa. De hecho, no veo la trampa como una posibilidad. Yo podría hacer trampa en una fiesta en un juego de mesa como Sorry, pero nunca haría trampa en el Scrabble”, apuntó Graham.

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